En el ámbito académico, aprendemos sobre generar cambios con datos e investigación. Tenemos controles y variables que manejamos, tanto en las ciencias naturales como en las sociales. Incluso en los ámbitos técnicos, es importante conocer el impacto de nuestras acciones. Esto no siempre se traduce con éxito en el mundo real, como hemos visto con el cambio climático. Aquí es donde las personas, la sociedad civil, entran en acción, ya que son quienes viven con los impactos y las consecuencias de las acciones de los tomadores de decisiones, el sector privado y otros actores en su área. Quiero compartir algunas de mis reflexiones y cómo veo nuestro futuro con mis amigos de la Red Caribeña por el Clima.

¿Listos para sumergirnos en el apasionante mundo de la incidencia por el cambio climático en el hermoso Caribe? ¡Ponte las gafas de sol y emprendamos un viaje que va desde la educación y la concienciación hasta soluciones innovadoras e implementación práctica! Como defensora juvenil con 15 años de experiencia, he sido testigo del poder del conocimiento y la pasión para impulsar un cambio positivo. Y déjenme decirles que la región del Caribe es un centro de biodiversidad y cultura, lo que la convierte en el lugar perfecto para defender causas ambientales.

Imagina: aguas cristalinas, palmas de coco meciéndose con la brisa y un océano vibrante lleno de vida marina. La belleza natural del Caribe es un tesoro que vale la pena proteger, pero con el cambio climático intensificando la presión, es hora de acelerar nuestros esfuerzos de defensa mientras nos ahogamos con la columna de humo que crece constantemente.

Ahora, quizás se estén preguntando: «¿Por dónde empezamos?». Para mí, todo comienza con la educación y la concienciación. Al leer e informarnos, como los ingredientes de una receta, sobre el impacto del aumento de las temperaturas, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos en nuestras queridas islas, podemos encender una chispa y generar un gran cambio en nuestras comunidades. Llevo años probando este método a través de ONG, proyectos financiados en escuelas, involucrando a jóvenes defensores en sus comunidades mediante programas de entrenamientos, charlas y presentaciones educativas, recursos gratuitos e incluso vinculando los impactos del cambio climático con su vida cotidiana. Sin embargo, no se ha logrado una gran mejora en la vida de estas personas a lo largo de todos estos años de educación y concienciación. ¿Dónde está la acción? ¿Dónde está el cambio? Ahora he pasado a añadir un toque extra de sabor a la comida: la construcción de soluciones. Las herramientas tienen un límite; tenemos que capacitar a las personas para que hagan los cambios y mostrarles cómo usar sus armas. Pero aquí está el punto clave: no podemos quedarnos en la concienciación. Es hora de subirnos las mangas y pasar de predicar con el ejemplo a actuar. Esto significa poner manos a la obra (¡metafóricamente, por supuesto!) y encontrar soluciones innovadoras para combatir el cambio climático de frente, sin dejar de lado lo que hemos estado haciendo.

Desde la promoción de fuentes de energía renovables como la solar y las turbinas eólicas hasta la implementación de prácticas sostenibles en la agricultura y el turismo, las posibilidades son infinitas. ¿Sabías que plantar manglares a lo largo de las costas puede ayudar a proteger contra la erosión y proporcionar un hábitat para la vida marina? ¿Sabías que no se trata solo de plantar manglares, sino de elegir las especies adecuadas, en la orientación correcta y con datos que demuestren que la naturaleza cuidará y proliferará este manglar, garantizando así que no haya otros impactos negativos que puedan pasar desapercibidos para las personas, las especies nativas y la economía del vecindario? ¡Complicada situación! Tenemos que acertar en cada receta para que todo sea un éxito. Así que, compañeros defensores, unamos fuerzas y demostremos al mundo que el Caribe está liderando la acción climática. En unión, podemos cambiar los procesos y crear un futuro más sostenible y basado en la naturaleza para las generaciones futuras. Recuerda: ¡cada pequeña acción suma y crea un gran impacto! El Caribe es poderoso y quizás exista una receta perdida que debamos encontrar. Las soluciones están en el sol, el mar, la arena y la tierra. ¡Vamos a añadirle sabor!

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