Como todxs sabemos, el cambio climático es causado por nuestra actividad humana, como cuando, por ejemplo, quemamos combustibles fósiles para obtener energía. Estas emisiones van a nuestra atmósfera y producen cambios en las temperaturas y los niveles del mar, así como un clima más extremo. Ya sabemos todo esto, ¿verdad? En las islas pequeñas, donde vivimos la mayoría de la población del Caribe, estos fenómenos generan pérdidas económicas, materiales y humanas. Tenemos que dejar atrás los combustibles fósiles, pero también sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo.
La economía de mi país, Trinidad y Tobago, está basada en la producción y los procesos industriales de petróleo y de gas. Podemos analizar y cuantificar de manera precisa de dónde vienen la mayor parte de nuestras emisiones, pero mostrar nuestras cartas a la comunidad mundial puede tener efectos perjudiciales para nuestro desarrollo. De modo que, como cualquier otra nación que intenta subsistir con escasos recursos y riquezas naturales, explotamos nuestra vulnerabilidad para aparentar ser aún más pequeños de lo que somos. En la escena mundial, tenemos algunas de nuestras mentes más brillantes trabajando con diligencia en el ámbito climático, ya sea en cuestiones de políticas, de ciencia o de activismo. Sin embargo, en la realidad del terreno de nuestro país, el panorama es muy diferente.
La verdad es que las compañías de petróleo y gas son quienes dirigen la economía. Casi todo se financia con el dinero de los combustibles fósiles, incluidos los proyectos «medioambientales». El lavado verde es una práctica generalizada en estas compañías y tanto sus mandatos de responsabilidad social como sus presupuestos no hacen sino poner parches en la herida que ellos mismos causan. Los impuestos y las multas por contaminación que se les aplican, según el principio de «quien contamina paga», no aportan ningún beneficio real al medio ambiente y no limitan las emisiones que se producen; tan solo ayudan a estas compañías a parecer más responsables de lo que son. Las finanzas no son más que una construcción humana y la extracción de la naturaleza siempre tendrá graves consecuencias.
En mi opinión y según mi experiencia, las soluciones basadas en la naturaleza y las medidas de adaptación son fundamentales. Además, necesitamos medidas urgentes de mitigación que sean realmente operativas, guiadas por los datos y evidencias más recientes y respaldadas tanto por la investigación como por la experiencia de la propia comunidad. Es una tarea enorme para ser emprendida por una pequeña isla, y la discusión política se centra en cuestiones más urgentes como la inmigración ilegal, la sanidad, la seguridad nacional y el desempleo. No nos es posible abandonar las industrias de combustibles fósiles de la noche a la mañana. Debemos trabajar con estas compañías teniendo en cuenta las limitaciones medioambientales y los contextos locales para avanzar hacia una transición estable.
Tenemos un plan para ayudar a poner en marcha esta transición estable. Así que únete a mí los días 3 y 4 de noviembre; y ayúdanos a Renovar Ya el impulso para una ola de cambio, mientras presionamos a nuestrxs líderes para que tomen medidas reales hacia una transición energética justa. En todo el mundo, la gente se unirá al Renovar Ya, una acción global que busca impulsar la revolución mundial de las energías renovables. ¡Ya es hora de que traspasemos el dinero y la influencia política de las compañías fósiles hacia un futuro limpio y equitativo para todos!