En su reunión del 29 de marzo del 2023, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) adoptó una resolución titulada: Solicitud de una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia sobre las obligaciones de los Estados con respecto al cambio climático(A/77/L.58). Casi todos los miembros de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés) la co-patrocinaron con una fuerte presencia de naciones de la región caribeña.

Aunque este es un desarrollo positivo en el abordaje de la comunidad internacional respecto al medio ambiente en general y el cambio climático en particular, es necesario examinar la importancia práctica y legal de la Solicitud a la Corte Internacional de Justicia (CIJ). La Corte es «el principal órgano judicial de las Naciones Unidas», y según el Artículo 65 de su Estatuto, «podrá emitir opiniones consultivas respecto de cualquier cuestión jurídica…» (Artículo 65 (1)). Se debe prestar atención particular al uso de la palabra «podrá», pero han habido pocas ocasiones en que la CIJ se negó a ejercer su jurisdicción.

Es igualmente necesario destacar que una opinión consultiva de la Corte es simplemente eso: «una opinión» y no una decisión. Sin embargo, sus pronunciamientos pueden clarificar cuestiones de derecho, proveer orientación, e influir sobre el pensamiento legal, político y socioeconómico en torno a problemáticas. También debe plantearse si una evaluación de la Corte puede contribuir o afectar adversamente al trabajo que ya está siendo llevado a cabo por otros mecanismos, como la UNFCCC y el Acuerdo de París. ¿Podrán las interpretaciones tener un impacto sobre ciertos Estados y hacer que reconsideren sus políticas domésticas a través de programas mejorados de adaptación, asignación de recursos adicionales para mitigar el cambio climático, e incluso profundizar el interés en desarrollar una más fuerte acción climática bajo la UNFCCC?

La opinión consultiva podría recibir cierto impulso tras la reciente recomendación del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con base en Suiza, la cual, inter alia, reconoce y alienta a agencias de la ONU, órganos de tratados, comunidades académicas, y organizaciones de la sociedad civil «a promover la implementación del derecho humano a un ambiente limpio, saludable y sostenible». Los Estados también están siendo llamados a «explorar formas de incorporar información en materia de derechos humanos y el medio ambiente, incluyendo cambio climático, biodiversidad, contaminación, degradación de los océanos y servicios del ecosistema».

Asimismo, hay noticias (procedentes de BBC el 30 de marzo del 2023) de que un grupo de mujeres de Suiza «de 73 años en promedio» han decidido denunciar a su gobierno ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), argumentando que el cambio climático ha afectado sus derechos humanos, su salud, y su bienestar general. Las mujeres creen que el gobierno suizo no tiene «una política climática decente» y esto encaja con la solicitud de la AGNU de que la CIJ examine las obligaciones de los Estados en lo que respecta al cambio climático.

Además de las presentaciones ya mencionadas, Chile y Colombia solicitaron el 9 de enero del 2023 una opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con base en Costa Rica. El propósito es determinar cuáles son las obligaciones de sus gobiernos para enfrentar el cambio climático bajo la legislación en derechos humanos.

Lo que debemos destacar también es que la decisión de solicitar una opinión consultiva de la CIJ fue precedida el 12 de diciembre del 2022 por una presentación de una coalición de Estados insulares del Océano Pacífico (Comisión de Pequeños Estados Insulares) al Tribunal Internacional del Derecho del Mar (TIDM), con base en Alemania. Esta coalición está solicitando una opinión consultiva sobre las obligaciones de sus gobiernos que forman parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) «para prevenir y mitigar la contaminación del medio ambiente marino y los efectos dañinos causados por el cambio climático, tales como subidas del nivel del mar y acidificación de los océanos.

Estos desarrollos e iniciativas claramente demuestran que preocupaciones acerca del mayor impacto de la degradación medioambiental son de carácter internacional, y por lo tanto requieren una respuesta global. En lo que respecta al Caribe, estamos al tanto de que Estados de la CARICOM, siendo un grupo de pequeños Estados insulares junto con Belice, Guyana y Surinam, son responsables de menos del dos por ciento del CO2 que es emitido anualmente a la atmósfera. Todos los Estados en la región continúan reportando reacciones físicas al cambio climático, como subidas del nivel del mar, erosiones costeras, mayores períodos de sequía, y tormentas más violentas e impredecibles.

Una examinación del último reporte del IPCC debería hacernos tomar una pausa y preguntarnos si, como individuos y comunidades, estamos haciendo lo que podemos para comprometernos con el plan «aspiracional» de asegurar que la temperatura media global no se coloque a 1.5ºC por encima de sus niveles preindustriales.

El 29 de marzo del 2023, el Secretario General de la ONU afirmó en la AGNU que «la ventana de oportunidad para evitar los peores impactos de la crisis climática se está cerrando rápidamente«. Hizo referencia a la relevancia de la justicia climática, a la cual describió como un «imperativo moral y un prerrequisito para una acción climática global efectiva».También fue directo al solicitar más recursos financieros y técnicos para asistir a las comunidades más vulnerables «para adaptación, pérdidas y daños, y promover reformas» dentro de los bancos internacionales de desarrollo con el objetivo de que puedan estar posicionados para «proveer más subvenciones y préstamos y movilizar completamente a las finanzas privadas».

Asociaciones comunitarias, resiliencia, responsabilidad, y activismo son una reflección minúscula de lo que deberían ser nuestras consignas. Por lo tanto, la realidad es que debemos trabajar juntxs y atraer a lxs jóvenes para que puedan usar sus habilidades creativas y motivar a todxs, y que las palabras del Secretario General de la ONU nos guíen en el camino: «Trabajemos juntos para lograr nuestro objetivo».

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